¿Estás
pensando en el mensaje que estás dando?
El presente texto es una "prueba" que realicé para la agencia Manya, dizque para postular a un empleo ahí. Dos veces, en dos distintas oportunidades pasó lo mismo. No quiero aseverar nada pero "sin confirmar", al parecer esta era (o es) una práctica común en esta empresa para tener trabajos de poco o ningún costo. Así que, como es de mi propiedad, decidí publicarlo en MI blog... qué tal?
"La otra vez salí a dar una vuelta para airear mi mente en
busca de ideas frescas y creativas para una nueva campaña de Marketing. Me
senté en la banca de un parque y ahí, al costado mío, estaban dos indigentes en
medio de una conversación que me llamó la atención, así que me concentré para
escucharlos.
Uno le decía al otro: “Oye, llevamos toda una semana por
aquí y veo que tú al final del día te llevas tu latita llena, mientras que mi
vaso apenas tiene poquitas monedas… ¿cómo es eso? El mendigo afortunado le
respondió: ¡Ah! es que mi secreto es el aviso… dime, ¿que dice el tuyo?
“Soy pobre y enfermo y no tengo dinero para que coman mis
diez hijos.”, le dijo. Entonces el mendigo exitoso, un hombre tan simple y al
parecer sin ninguna preparación le mostró su cartelito al otro (y yo que andaba
bien atenta, también lo vi): “me faltan sólo 20 Soles para regresar a mi pueblo”.
Su interlocutor quedó con los ojos abiertos y yo me eché a reír.
El mensaje no lo tienes que pensar como empresa, sino como cliente. |
Inmediatamente quedé con las ideas frescas y supe cómo
enfocarlas.
Pero no es broma mis estimados, sino un tema para ponerse a
pensar: “Las palabras tienen poder”. ¡Sí! Y la elección del mensaje que
escribes puede significar el éxito de tu negocio, y un impacto directo hacia tu
público.
A tus clientes no le importan tus problemas, lo que quieren
es saber qué ganan al escoger trabajar contigo. No le importas tú (producto/servicio/empresa),
sino ellos mismos. Qué le das, qué le ofreces, qué siente. Ellos quieren ganar.
Si tu idea no se refleja en dinero para tu empresa, algo anda mal. |
Ciertamente
yo lo sabía, pero esta historia me lo recuerda muy bien porque a veces perdemos
el norte. Y me ayuda a hacerte entender (en buena onda) que pensar menos en ti -y en
lo que tú quieres- y más en lo que tu
cliente desea leer, oír o ver, puede significar la diferencia entre el éxito o
el fracaso de tu negocio.